jueves, 12 de enero de 2012

LA ÉPICA

Las epopeyas o poemas épicos son extensas narraciones en verso protagonizadas por un héroe, hombre virtuoso y lleno de cualidades extraordinarias que viene a ser un referente de moral y comportamiento para la comunidad. Las aventuras y hazañas de sus protagonistas son el tema principal. Suelen estar relacionadas con los orígenes y pasado ‘legendario’ de las civilizaciones.
 La principal epopeya de la épica castellana es el ‘Cantar de Mio Cid’ (siglo XIII), de autor anónimo. A continuación tenéis un fragmento sacado de la versión del poema que hizo Pedro Salinas en 1925, también os facilito un enlace al texto íntegro.


57
Arenga del Cid a los suyos

"Mis caballeros, poned a resguardo la ganancia,
luego a prisa preparáos, armáos de todas armas,
porque el conde don Ramón nos quiere dar gran batalla,
de moros y de cristianos mucha gente le acompaña,
no nos dejarán tranquilos, si no es por lucha, por nada.
Ya que tras nosotros viene, aquí sea la batalla:
cinchad bien a los caballos y armáos de todas armas:
ellos vienen cuesta abajo, sólo llevan puestas calzas,
traen malas sillas coceras y las cinchas aflojadas;
nosotros sillas gallegas y botas sobre las calzas.
Con sólo cien caballeros venceremos sus mesnadas,
antes que lleguen al llano atáquenlos nuestras lanzas,
por cada uno herido tres sillas se irán vaciadas.
Verá Ramón Berenguer a quién quería dar caza
hoy en el pinar de Tévar por quitarle su ganancia".

58
El Cid vence la batalla
Gana la espada Colada


Todos están ya dispuestos, cuando el Cid así hubo hablado,
las armas bien empuñadas, bien firmes en los caballos.
Allá por la cuesta abajo ven las fuerzas de los francos
y en el hondo de la cuesta, y ya muy cerca del llano,
mandó que los atacaran Mío Cid el bienhadado.
Sus caballeros la orden cumplieron de muy buen grado;
los pendones y las lanzas bien los iban empleando,
hieren a unos, y a otros los arrojan del caballo.
Ya ha ganado la batalla Mío Cid el bienhadado,
allí al conde don Ramón por prisionero ha tomado,
ganó la espada Colada que vale más de mil marcos.

59
El conde de Barcelona, prisionero.
Quiere dejarse morir de hambre


Así ganó esta batalla, a gran honra de sus barbas.
Cogió al conde don Ramón y a su tienda le llevaba,
a hombres de su confianza los mandó que le guardaran.
Le deja allí, y de la tienda al Campeador se marcha;
por todas partes los suyos a juntársele llegaban.
Muy contento que está el Cid, muy grandes son las ganancias.
A Mío Cid don Rodrigo gran comida le preparan;
pero el conde don Ramón no hacía caso de nada,
los manjares le traían, delante se los plantaban,
él no los quiere comer y todos los desdeñaba.
"No he de comer un bocado por todo el oro de España,
antes perderé mi cuerpo y condenaré mi alma,
ya que tales malcalzados me vencieron en batalla".